En Boyacá, tierra de mantas, antiguo territorio del pueblo muisca, se conservan saberes y tradiciones culturales de nuestros ancestros, saberes que han sido relevo generacional y que aún en estos tiempos de modernidad y tecnología permanecen indemnes.   La gastronomía es uno de los tesoros ancestrales de este territorio, pues además de la variedad de sabores, se pueden encontrar platos y bebidas que fomentan la cocina tradicional del departamento.

La chucula llamada también chocolate de los siete granos es una de esas bebidas […] es una receta tradicional, elaborada con productos originariamente hispanos como el maíz, el cacao, las habas, la cebada, la arveja, el trigo, el garbanzo, la lenteja, la caña de azúcar, la canela y el clavo, aunque inicialmente la técnica de preparación de la chucula era a base de maíz y cacao. Nuestras campesinas y nuestros campesinos realizaron una adaptación de las semillas al clima de la región, comenzando así la propagación y la apropiación de estos productos como nativos (Biblioteca Básica de Cocinas Tradicionales de Colombia. Ensayos sobre alimentación y cocinas de Colombia. Pág. 43. 44 y 45), fueron incursionando en su preparación, obteniendo una bebida exquisita que a la fecha se sigue saboreando en la región.

La chucula por tradición se preparaba en época de Semana Santa (algo se conserva de la costumbre), se cocinaba en fogón de leña, símbolo de la cocina que invita al convite, a la juntanza para compartir recuerdos y añoranzas. En función al convite, se reunía gran parte de los miembros de la familia para ayudar a tostar, pelar, moler, cernir, para obtener una harina que se mojaba con un mela’o de panela, canela y clavo, dando una masa, que se moldeaba con las manos de las abuelas y daban forma a una bola rústica, la colocaban en un canasto para que secara al lado del fogón.   Esta deliciosa bebida se tomaba caliente, acompañada con envueltos de maíz pela’o y una porción generosa de queso campesino.

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¡Disfrútela sumercé!